La migración del transporte de Quito hacia sistemas eléctricos fue uno de los temas que se analizaron en el Primer Congreso de Transporte Masivo Sustentable, que organizó la Empresa municipal de Transporte de Pasajeros.
En el encuentro, realizado este miércoles 18 de diciembre del 2019 en el hotel Sheraton, participaron Darío Chávez, gerente de la empresa organizadora; Fernando Carrión, asesor del alcalde Jorge Yunda; Édison Yánez, gerente del Metro de Quito; César Arias, experto en Movilidad, y Carlos Bueno, de la empresa MetBus de Chile. Este encuentro ocurrió un día después de que se realizara una ronda de negocios en la que participaron unas 20 empresas nacionales y extranjeras, que pueden proveer a la ciudad de buses y de sistemas de recaudo, según Chávez. Está previsto que en enero del 2020 se abra el concurso para la compra de 300 buses eléctricos, que se financiarán con un crédito del BEDE, con el fin de mejorar la calidad del transporte y del aire que se respira en Quito. También en enero se espera que se pueda lanzar el concurso para la contratación del Sistema Inteligente de Recaudo, que se usará en todos los tipos de transporte, pero inicialmente entrará a la Empresa Metro de Quito. Su gerente, Édison Yánez, señaló que actualmente solo hace falta una autorización de la Secretaría de Movilidad para abrir la licitación que busca contratar un sistema de pagos abiertos. Es decir, que el usuario pueda pagar su pasaje a través de códigos QR, 'apps' móviles, tarjetas del sistema o mediante tarjetas de crédito o débito. El funcionario explicó que la diferencia en el costo entre un articulado a diésel y uno eléctrico es alta: USD 350 000 vs 650 000. En los troles, varía de USD 700 000 que costaban los vehículos como los que tiene la empresa (alimentación eléctrica y a diésel) por totalmente eléctricos, que pueden alcanzar hasta USD 1 millón, según el modelo. Sin embargo, los técnicos explican que el mantenimiento de este tipo de vehículos es menos costoso que el diésel. Y su valor agregado principal es que permite mover a la gente por la ciudad evitando los daños que los combustibles fósiles causan al medioambiente y al organismo de los habitantes de las ciudades. Carlos Bueno compartió con los asistentes la experiencia chilena en la migración de vehículos a diésel hacia eléctricos. En Santiago, la capital, este proceso se inició hace cuatro años, con dos buses, para el proyecto piloto. Poco a poco, la cantidad de buses subió hasta alcanzar los 411. En la empresa a la que representa, todas son unidades para movilizar a 90 personas, es decir que no son articulados, sino buses convencionales de un solo cuerpo. La diferencia de inversión inicial es alta: USD 250 000 un bus a diésel y 350 000 uno eléctrico. El primer escollo a superar fue el costo. Por eso, dice Blanco, "buscamos que el flujo de caja cerrara igual, reduciendo el costo operacional para poder financiar la adquisición del bus". Y para lograr que el sistema nuevo funcione, “el cambio no debe ser solo operacional, sino también organizacional”, puntualizó. Según Bueno, en la empresa para la que trabaja empezaron con 102 buses; las pruebas duraron un año y actualmente ya tienen 285 unidades. Estos forman parte de un plan progresivo de reemplazar los 1 200 buses a diésel que había al empezar el plan. Los buses que salen, deben pasar a un proceso de chatarrización, tras cumplir su vida útil, en una siderúrgica certificada. Así, sus elementos pueden volver a usarse. El modelo de Santiago se está ampliando a otras ciudades de Chile, en donde hay proyectos pilotos. El experto explicó que este tipo de proyectos deben construirse desde varios puntos de vista. Uno de ellos es generar modelos de negocios que no contemplen subsidios del Estado. Jorge Yánez, del gremio de los transportistas, asistió al encuentro. Allí explicó que la empresa a la que representa (Trans Latinos) presentó una propuesta junto a Trans Planeta, Juan Pablo II, Metrotrans y Zeta que plantea la compra de 90 nuevos buses eléctricos para el eje oriental de la ciudad y luego para la adquisición paulatina de articulados. El Corredor Central Norte también está interesado en comprar 60 buses eléctricos que deben ser reemplazados de su flota porque tienen 15 años, su operación resulta costosa y se dañan. Ney Jiménez, gerente de la empresa que opera el Corredor, señala que le han pedido al Municipio que genere la estructura eléctrica. “Estamos listos para comprarlos pero necesitamos su autorización. Esperamos una respuesta”, según Jiménez. Sin embargo, Jorge Yánez señaló que se trata de un plan que busca un aporte del Gobierno y el Municipio. Según Yánez, actualmente el Estado entrega un subsidio al transporte, a través del diésel. El gremio busca que ese subsidio se traslade a este proyecto de cambio de buses a combustión, por eléctricos. FUENTE: DIARIO EL COMERCIO
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